La relación entre María y Agatha es una historia de amor perro-humano. Después de meditar la decisión de adoptar un peludo, María vio a Agatha en nuestra web y quedó fascinada por ella. Aunque Agatha tenía todas las características de los «invisibles» (mayor, grande, negra, con leishmaniosis), María no lo dudó. Agatha era su perra. Empezó siendo su madrina, continuaron conociéndose poco a poco y finalmente llegó su adopción.
Según ella misma nos cuenta, la adaptación ha sido buenísima, como no podía ser menos de una perra tan maravillosa. María nos dice que no creía que fuera tan sencillo con un perro adulto.
Nos la describe como «perrita genial y maravillosa, una joya: muy tranquila, cariñosa, sociable con bípedos y cuadrúpedos, obediente, limpia, simpática… ¡y guapa!». Y nos cuenta lo felices que están las dos juntas, que ha redescubierto el placer de los paseos y que está deseando volver a casa del trabajo, porque Agatha le alegra la vida y los despertares (» ya llevo unos cuantos días despertándome con algo que ronca, pesado y peludo sobre las piernas… «). Cómo se van conociendo y descubriendo pequeños detalles de cada una, y cómo los pequeños momentos del día a día se vuelven imprescindibles.
Por parte de Zarpa, estamos totalmente seguros de que la va a cuidar estupendamente y que Agatha está en las mejores manos. Y todo lo que nos cuenta muestra lo feliz que es Agatha.
María, la felicidad ha llegado a tu casa con la forma de Agatha, y es para quedarse. ¡Gracias por tu saber hacer y por tu corazón!